domingo, 19 de julio de 2015

Olvidar...




Te busqué sin  encontrarte
Imploré  tu presencia
que te instalaras en mi vida
Inventé historias, distancias, excusas
pero no llegabas.
Quise explicarte que mi vida se estaba quedando vacía
Creí que no escucharías,
que no  entenderías nunca
Recé, lloré, grité
y aún así no venías
No entendía que la vida seguía
sin importarle mi tristeza
ni mi necesidad de alcanzarte
Lo intenté como nunca, 
con vehemencia
Eras lo que más necesitaba
pero cesé en tu búsqueda
sin resignación, ni interrogantes
ni buscando respuestas vacías
sin contenido, superfluas
Sólo dejé de buscarte
y finalmente llegaste a mi vida
llegaste OLVIDO
de tanto
De todo y de nada.... 

viernes, 17 de julio de 2015

El "Síndrome" del Reencuentro



                "Hola "nenita". me dijiste que te llamabas Pancha pero ¿de dónde te conozco?


¿Conocen el "síndrome" del reencuentro? Una Historia de Vida  está investigando las nuevas "sindromelogías" (?) para darles información al respecto y aliviarles ciertos traumas que surgen al pretender interrelacionarse nuevamente con el pasado.
Conocimos así, el caso de una mujer que antes de casarse tuvo 50 novios. Luego de tener una mala experiencia con su matrimonio y llegar a un divorcio de común acuerdo, pensó que no pasaría el resto de su vida llorando a su ex marido, asíque recopiló datos de las agendas que aún conservaba, información de internet, de amigos en común, etc etc y una vez obtenido un perfecto registro de todos ellos, decidió contactarse con cada uno. La pobre era muy sentimental y se enamoraba de todos, pero dicen que las segundas vueltas no funcionan y parece que es realidad, porque no enganchó a ninguno!
También nos llegó el caso de la que durante veinte años siempre se rencontraba con el mismo amor. En este caso juntos conocieron todas las huellas de la vida: se vieron con 20 kilos de más, en el próximo reencuentro estaban recuperados, también quebraron sus empresas, en el próximo reencuentro habían ganado la lotería y su posición económica había cambiado, llegaron a ser abuelos y se reencontraron para salir de compras de baberos, sonajeros, pañales descartables...gastaban fortunas para sus queridos nietitos y así, en muchas ocasiones más se reencontraban felizmente en las buenas y aún en las malas.
Y entre tantos motivos y efectos por los que se producían lo reencuentros, estaba aquél imposible de concretar, por el que la señora en cuestión iba llorando por todas iglesias rogando a los sacerdotes, a Dios y a la Virgen que la redimiera de sus pecados por amar a este hombre, imposibilitado por la ley y el sentimiento de corresponderla en los suyos. Creemos firmemente, que si no se toman los recaudos necesarios, sería el más complejo de todos: la pobre mujer visitaba psicólogos que la comprendieran, nunca lo logró hasta encontrar el indicado. Hasta había pensado en la posibilidad de una junta de psicólogos, o viajar al extranjero en busca de uno idóneo. En fin, sus amigas la escuchaban por horas interminables, sus amigos desaparecieron, no entendían la situación, su familia la juzgaba, se sentía Maria Magdalena apedreada, participó de cualquier procesión para que la luz divina la inspirara y pudiera terminar esta relación. Su patología aumentaba día a día. Año a año, sus años se iban y no querían regresar. Sus amigas la hicieron a un lado, haciéndola sentir, adúltera y protagonista de las más atrocidades morales, hasta que luego de pensarlo en profundidad, llamó a su amado; se vieron para compartir un café y decidieron que esta relación ya no daba para más, que de ahora en más serían amigos, fieles e inocentes.
En fin, podemos concluir que a veces tomamos a la tremenda situaciones simples de resolver, y cuando encontramos la punta al iceberg como Pancho y Pancha, la vida es más simple y más bella.

Te oí bien Pancho? Amigos????????????????????????????????? :( :( :( :( :( :( :( :( :( :I :( :( :( :( :(

lunes, 13 de julio de 2015

Fantasía


¿Como es la imaginación de las personas?

¿Cómo funciona la mente humana?

Sin basarme en definiciones científicas

evaluando que la memoria registra

nuestro pasado

si muchas de nuestras acciones presentes

son conscientes e inconscientes al mismo tiempo

si entendemos que las emociones y los sentimientos están

en la profundidad de nuestras almas, en nuestros cuerpos

y manejan nuestra mente cuando no podemos hacerlo nosotros

que aunque los recuerdos se sumen, siempre hay lugar para más

que el presente es siempre presente más allá del pasado

Si pienso cómo fue mi vida, cómo es la tuya…

Aun así, siento que,en la complejidad de mis pensamientos, de mis emociones

y de mis sentimientos; sólo hay lugar para una fantasía

Estar desnuda a tu lado…

 

El Viaje

En la inmensidad de la noche, de un cielo azul apagado, se ven dibujados los círculos del humo del cigarrillo de Max. Hacia un tiempo largo ya, que la tristeza y la soledad lo habian aislado del mundanal ruido. Con sus sesenta y cinco años, desgastados por una vida tenebrosa, lleva a cuestas sentimientos confusos y sin respuestas que apaciguen sus preguntas. Ya no hay planteos ni cuestionamientos, sólo rencor y nunca la resignación,
Su cabaña, en la ladera de la montaña, refleja su personalidad, la oscuridad en la que vive. Paredes de color neutro, vigas de madera entre piedras uniformes y frías…nunca el calor de un hogar…sólo abandono en este hombre descuidado y hasta por momentos, agrio.
En el valle, Pietro se puede visualizar durante el día. Es un pueblo olvidado en el tiempo: 200 habitantes y una pequeña capilla cuya ceremonia dominical representa el único atractivo y lugar de encuentro de los lugareños.
“Desde que llegó ese hombre todo se inundó de misterio y sombra” piensa Luisa, una mujer de pelo castaño, piel gruesa y mirada honda y penetrante.
Como si adivinara su pensamiento, su marido, Oscar, comenta que la noche anterior se había encontrado con Max en la calle y ante el intento de cruzar unas palabras, su respuesta fue; una mirada fría y ausente.
Ese día, Max sólo había bajado de la montaña a comprar vino y emparedados de olor fuerte y repugnante.
Las calles de Pietro, por la noche se iluminan con una luz tenue. Durante el día, en la aridez de las montañas, se ven troncos de antiguos árboles…sin hojas y sin flores.
Se percibe un eterno silencio que provoca hartazgo en un clima de quietud y parsimonia.
Los habitantes parecieran haber olvidado sus vidas y, sus costumbres monótonas, envuelven al lugar en una atmósfera con ahogados recuerdos de una vida en que alguna vez, muy lejana en el tiempo, alguien tal vez fue feliz.
Cierto día, cuando Max se dirigía a la vieja estación del tren que alguna vez trasladó gente y mercaderías, alcanza a ver una silueta de mujer, entre los escombros…la silueta de Luisa, que al saludarlo sin proponérselo, genera interés en este hombre tan viril como sombrío. Pero, sólo recibe una respuesta a su saludo, una obligada respuesta que inesperadamente Max le dio.
Luisa, hija de labradores de una antigua época próspera de Pietro, se destaca por ser una mujer con una visión elevada y analítica de vida, su sufrida vida. Su carácter vivaz la convierte en alguien que inspira respeto y agrado en sus vecinos. Trabaja incesantemente para cubrir los gastos de su hogar…desde hace casi veinte años se dedicó a tejer y a coser y sus prendas son requeridas por todos obteniendo así su sustento personal.
Cuando Max llegó a su recinto, sin darse cuenta pensó en ella. Le recordaba a alguien pero no lograba saber a quién. No se preocupó por averiguarlo y empezó a comer y a tomar sin deseo alguno.
Pero inevitablemente los recuerdos aparecieron: otra vez la muerte y el desasosiego invadieron su espíritu…nunca iba a comprender por qué su esposa Lorena, se había quitado la vida aquella noche. Se habían amado tanto pero ella decidió dejarlo.
Se dio cuenta que ya no recordaba su voz…sólo el brillo de su mirada …ese brillo que iluminaba sus días y sus noches cuando la pasión los unía. Hacía tiempo que no la recordaba, no quería, se amargaba por no tenerla. No entendía y ya no se preguntaba por qué . Tomó más vino y ni siquiera se dio cuenta cuándo llegó la madrugada.
Mientras Max estaba sobrio, su única distracción era la escritura…estaba escribiendo un libro que se titulaba “El viaje”…en él relataba un viaje sin retorno, accidentado y tormentoso…el viaje de su vida.
No tuvo hijos y la mayoría de su familia había desparecido trágicamente. Casi no había tenido amigos, sólo
 Juan de quien no se despidió al dejar su ciudad natal.
Cuando se despertó, sin saber por qué, recordó a Luisa. Nada ni nadie despertaba curiosidad en Max…no
 obstante Luisa se había instalado en sus pensamientos. Trató de alejarla de su atención… no pudo.
Sólo se habían saludado y sin embargo se dio cuenta que hacía ya un año que había llegado a Pietro y nadie había escuchado su voz. Pero a Luisa sí la saludó. Vio algo familiar en ella, pero no se daba cuenta qué. No le recordaba a nadie ya que su rostro era diferente al de cualquier otra mujer…sin embargo había algo “familiar” en ella y no lograba saber qué.
Se levantó a tomar un café, no tenía noción del tiempo ni de la hora y no le preocupaba mucho.
Así eran sus días, monótonos y grises, la hora pasaba y con ella se iba su vida, pero sí tenía interés en terminar su libro, el que había comenzado sin saber por qué. Un libro en el que volcaba sus pensamientos, sus sentimientos y sobre todo la agonía por la ausencia de Lorena.
Ese libro conocía todos sus secretos. Con él se comunicaba a través de las letras. Un viaje que no sabía cómo ni donde había comenzado, y seguía sin rumbo, sin destino, no sabía a qué lugar lo trasladaría, si es que alguna vez llegaba a alguna parte.
Pensó en su oficio de escritor, por el que conoció así a su esposa y recordó esa tarde, en aquella exposición en que ella se acercó tímidamente a pedirle una firma suya, que rubricara la primer hoja de su último libro, el que unió sus vidas hasta que sucedió lo terrible.
Los días fueron pasando, y Max no se daba cuenta, que en él, algo estaba cambiando. Se miró en el espejo de su cuarto y la imagen que recibió no le gustó. Afeitó su barba que llevaba hace un par de meses y notó una cierta expresión en su mirada acongojada, nueva, desconocida y un solo pensamiento: Luisa.
Con sus pasos largos y pesados, buscó su ropa para cambiarse. En una silla habia colgado un pantalón y una camisa de frisa que había usado el día anterior.
Hacía mucho frío en Pietro pero el nunca usaba abrigo…ni el frío lograba modificar en algo su existencia. Era la primera vez que advertía desprolijidad en su vestimenta, pero sólo se molestó un poco.
Sin pensarlo casi, bajo al pueblo. Era domingo: el único día festivo en que la misa convocaba al encuentro. Entró en la Capilla y todos se dieron vuelta para verlo.
Se dio cuenta a quién buscaba sólo cuando la vio. Luisa se asombró al verlo y un poco perturbada lo saludó provocando en él, una sonrisa amplia y luminosa que dieron vida a su mirada. En ese preciso momento, Max dio cuenta qué había de particular en ella: sus ojos brillaban tanto como los de Lorena. Ese brillo que tanto recordaba y añoraba y por fin volvía a encontrar en esta mujer.
Sintió alivio a su pena, y respiró hondamente.
Pero algo lo descolocó: Oscar el marido de Luisa la tomó de la cintura, como si volviera a adivinar los pensamientos de su mujer.
Instintivamente, Max abandonó el pueblo y se encerró en su cabaña, esta vez durante varias semanas. Nadie supo por qué había vuelto a desparecer. Sólo Luisa lo intuía y tal vez Oscar…
Escribió como nunca antes, buscando desahogo y nuevas respuestas. El viaje continuaba.
En esta nueva etapa de su viaje había una obsesion: su brillo.
Una tarde en que Max estaba escribiendo, golpearon su puerta. Molesto, dejó su escritura para averiguar quien era. Cuando abrió la puerta, no podia creer lo que veía: era ella y su intenso brillo.
Luisa fue con el pretexto de convidarlo con una torta que ella misma le habia preparado.
Max nunca había sido un hombre con vueltas, la abrazó y la besó con ternura y pasión.
Luisa también, pero sabía que debía irse. Se apartó de él, y mirándolo profundamente como si no quisiera moverse de alli, se fue.
No volvieron a verse.
Max decidió continuar su viaje y un tormentoso día de lluvia bajó al pueblo y la vió.
La subió en su ranchera como si quisiera acapararle toda su vida en ese instante y la llevó a su cabaña y se amaron hasta el anochecer. Quiso convencerla de escaparse juntos, le juró que siempre la amaría pero Luisa lloraba y con su llanto quería ocultar lo que sentía...más tarde, decidió irse pero antes le dio a Max, el crucifijo de oro que su padre le había regalado, como sello de ese inolvidable momento.
Pasaron varias semanas y el viaje estaba por terminar. Max se dio cuenta que no podía cambiar sus vidas…ni la de él ni la de ella. Terminó su libro y pensó en marcharse del pueblo…otra vez el abandono de una mujer pero esta vez había un por qué.
Escribió las últimas páginas y ya había decidido su próximo destino: una aldea muy lejana en la costa sur del mar. Escribió el nombre de la aldea, donde terminaría su viaje o tal vez emprendiera uno nuevo.
Subió a su ranchera con su equipaje y fue a buscarla al pueblo y la encontró.
Otra vez su brillo, ese brillo que no podia apartar de su pensamiento.
Decidió esta vez hacerle él un obsequio, y le regaló su libro “EL Viaje”…Ahora sería Luisa quien escribiría el final…

Al Fin del Infinito

Si no fuera por lo qué sé
te diría lo que siento
lo gritaría al viento
con locura y vehemencia
no habría más silencios
de los que eternizan las palabras
sentiríamos los ruidos de la vida
los más hermosos,
los que nunca escuchamos
Si no fuera por lo que sé
Mi vida sería más entera
más vívida, más intensa
sería maravillosamente eterna
eterna porque volaríamos
al fin del infinito
en un viaje solos
hasta encontrarlo
te aseguro mi vida
que allí no nos quedaríamos
porque no habría finitud
ni apariencias, ni momentos
que no dejaran que se extienda la vida
junto a tu cuerpo el mío

tu cuerpo y el mío...mi vida
tan lejanos pero tan nuestros
tus caricias que en el mío quedaron
mi pasión en tu piel, en tu deseo
pero ésto pasaría
si no fuera que lo sé...

domingo, 12 de julio de 2015

Caminata

En cada paso tu recuerdo....hasta cuándo?
Mi pisada es firme 
a veces con pasos en falso e indecisos
No parece que sepa lo que quiero
O sí, pero tu presente lo impide
En cada paso tu recuerdo
Caminando sobre la lluvia
para que los borre
los diluya
desaparezcan de mi alma y de mi mente
Por qué? Qué deuda estoy pagando?
no quiero padecer más tu ausencia
no quiero que me digas más lo que sientes
y lo que no sientes
No quiero ser una mujer a medias con vos
porque no lo soy
porque luché mucho para llegar
a ser quien soy
un ser sensible pero entero
que dice lo que siente
sin temer a nada
En cada paso tu recuerdo
sí, pero de espaldas
de espalda a ellos
de espalda a vos
tratando de dar la espalda a un pasado
que quiso pero no pudo ser
que dejó mi alma quebrada
Me toca unirla y lo haré
En cada paso tu recuerdo
ahora sí, de espalda a ellos
en mi camino por la vida...

viernes, 10 de julio de 2015

Lina Jaton, Artista Visual. Autor: Soledad Fernandez. Madrid. España.








Autora, Soledad Fernandez

https://www.facebook.com/www.artesvisualesencuentrodesensibilidades

Egoísmo


"El término egoísmo hace referencia al amor excesivo e inmoderado que una persona siente sobre sí
misma y que le hace atender desmedidamente su propio interés. Por lo tanto, el egoísta no se interesa por el interés del prójimo y rige sus actos de acuerdo a su absoluta conveniencia"

Encontré esta definción de egoísmo y entendí que uno no puede ser feliz si piensa sólo en su beneficio, en satisfacer su interés. Sin embago conozco quienes hacen del egoísmo un culto y si es posible destruyen a su prójimo sólo por el interés de satisfacer su maldad, su desprecio. Tal vez sean algo más que egoístas en estos casos...
Dice también el artículo que lo contrario es el altruismo....pero de todas formas no  me convence la definición cuando entiendo que no soy ni fui egoísta, que no conocía el desenlace de mi vida, que no estaba capacitada ni segura de aconsejar bien, que sólo me dejé guiar por mi corazón en pos de los que sentía que era bueno para vos, que no sé si me arrepentí pero sí lo lamenté todos estos años y que mi falta de egoísmo no me proporcionó felicidad alguna, sino frustración por no haber sabido defender lo que sentía...no  fui egoísta al dejarte ir...

Amame tiernamente





Hoy soy Feliz...


Hoy soy FELIZ porque entendí que la tolerancia es una virtud de pocos, por lo que si los que me aman son tolerantes conmigo, intentaré serlo cuando deba teniendo en cuenta además que todos estamos aprendiendo a vivir y el aprendizaje no es más ni menos que un aprendizaje de vida...

jueves, 9 de julio de 2015

Irina Lankova







Diálogo de besos...


Cuando me besas

Entiendo al fin  tus silencios

tus ausencias, tus distancias y  las respuestas que no tengo

es amor, es la calma, es la unión de nuestras esencias


Cuando me besas

 me entrego a la profunda alegría de tenerte

me disuelvo en tu boca

para saborearte, para acariciarla

tu beso es un secreto que vivirá por siempre

porque es mío, porque es tuyo

y queda en el lugar más profundo de mi alma

Besos  profundos, insaciables

Locos, suaves e inquietos

Dicen tanto

Dicen que hay amor y deseo

Dicen lo que ocultas y no quieres que sepa

Cuando me besas

Soy la mujer que siempre quise ser

Femenina, salvaje…tuya…

Pasión, deseo, furia, entrega

Entiendo tu mirada, franca y expresiva

ardiente y mía

que me pide silencio en un grito de amor



Cómo hacer mi vida…qué hacer…

cuando tus besos me olviden algún día…

Cuando me besas

entiendo mi vida, tu vida

y quisiera perderme en tus labios

en tu cuerpo

Que ese instante sea eterno

es el principio de la creación de nuestro amor

que mis besos te digan  

que soy tuya amor, sólo tuya

desde siempre y  para siempre…

Pero lo que más quiero y deseo es

escucharnos y hablarnos

en un diálogo de besos.
















Vacío...


Regresé después de tantos años para verte.
Nos habíamos conocido tan jóvenes y casi sin darnos cuenta la vida había transcurrido tan rápido. Rápido para entenderla, para aprender, para comprender que muchas veces se ganaba y tantas otras se perdía. Rápido para una visión de futuro y actuar en consecuencia, planificando nuestras vidas. Que “siempre” no es para “siempre”, fue la lección más importante y dolorosa.
No pude entender que no se puede actuar por impulso, que las variables de un destino no son nunca las
mismas y que no te podía exigir que me esperaras ni que yo estuviera siempre en tu pensamiento.
Estaba muy segura de tu amor, no me cabía la posibilidad de que me olvidaras.
 Me encegueció aquella propuesta laboral en la ciudad de Nueva York que me hizo pensar que tendría la posibilidad de dominar mi vida, mi pasar, mi pasión por aquel puesto gerencial y cometí el absurdo de pensar que también dominaría tus deseos de esperarme.
A veces regresaba a nuestro pueblo y nos veíamos, seguías siendo la persona cálida y pura que conocí pero advertía que pasaban los años y el dolor opacaba el brillo de tu mirada que tanto amaba. Año trás año, tu mirada  era más ausente y más triste.
No podía detenerme en ello, no podía pensar que yo era la causa. Me debía a mi trabajo, a mis ambiciones, a todo lo que había soñado sin darme cuenta que no participabas de mis sueños ni de mis expectativas de ese momento. No podía pensar que tu tristeza era porque nuevamente me iría ni mucho menos que sentías que conmigo se iba gran parte de tu vida. Nunca lo mencionaste, al contrario me alentabas en mi búsqueda. Tal vez esperabas que yo lo entendiera algún día pero no y sólo me decías que me querías...ni siquiera mencionabas cuánto me extrañabas.
Cierta mañana, caminando por la 5ta Av. un hindú me miró con profundidad y me dí cuenta que tenía algo importante para decirme. Lo paré, le pregunté su nombre pero no me contestó. Su inglés si bien no era muy fluido era comprensible. No me dijo su nombre ni me preguntó el mío... sólo me dijo que me estaba equivocando en el camino que estaba trazando y que era demasiado tarde para ir atrás.
No lo entendí en ese momento. Me despedí muy pronto porque tenía una reunión de trabajo que presidía y no podía demorarme más, pero realmente pensaba que era tan feliz con todo lo que tenía que no le presté mucha atención. Años después lo entendería.
Cada vez más metida en mi trabajo. Ya no regresaba a verte como antes hasta que un día tuve el impulso de sacar un pasaje de ida para verte y luego pensar en mi regreso, no ahora, sólo vernos, hablar y disfrutar. Estaba en una posición en la empresa que no tenía que dar explicaciones a nadie del motivo por el que me ausentaba ni el tiempo en que estaría fuera.
Recuerdo que recorrí vidrieras y pensé en comprarme los vestidos más bonitos. Regresaba en el mes de la primavera y el color era la mejor opción para la época. Ví un vestido rojo y recordé cuanto te gustaba ese color. Pensaba en peinarme con el pelo tirante y una trenza y usar algunos aros grandes, locos, modernos. Era el look que más te gustaba que usara.
Compré tanta ropa y tantos zapatos y carteras que era lógico pensar que mi estadía sería muy larga.
Luego de un viaje feo y complicado por el tiempo y las tormentas, aterrizamos y no veía la hora de ver tu cara sorprendida al verte. Esta vez no quise llamarte para avisarte.
Fui a tu casa y me atendió el jardinero. Me miró extrañado por verme en ese lugar y porque se daba cuenta que una parte de la historia me la había perdido.
Me invitó a tomar algo fresco y me convidó con frutas y galletitas. Me daba cuenta que estaba incómodo aunque en realidad nunca supe si él sabía algo de nuestras vidas.
Después de un par de horas de hablar de la gente del pueblo, de las novedades que no eran muchas, hasta de política, se animó a preguntar lo que yo tampoco me animaba a preguntar.
Me preguntó si buscaba a don Santiago, al decirle que sí, me miró extrañado al comprobar que yo no sabía...no sabía qué? 
"Don Santaigo viajó a Estados Unidos, conoció a una mujer y se casó. Regresa en un mes..."
No podía creer lo que me decía, no lloré pero estaba a punto de hacerlo y ahí en ese preciso instante recordé que hace un par de años, la última vez que lo ví, dijo que me iría ver y recordé también al hindú que me había dicho que ya era tarde para cambiar mi camino. En ese viaje que hizo para ir a mi encuentro, conoció a otra mujer e intentó y logró olvidarme pensando que yo nunca sería suya...un vacío sentí en mi cuerpo y en mi alma. Tantos años segura de él sin darme cuenta que no había hecho nada o muy poco por los dos... 

martes, 7 de julio de 2015

Distancias ingratas

                                                                                                        Las de la vida

Las de las almas

Las justificadas
Las injustificadas
Distancias físicas
Distancias emocionales
Distancias que unen
Distancias que desconectan
 interminables
profundas
que angustian
Distancias que son necesarias
Distancias despreocupadas
Caprichosas, insensatas
Distancias sin fin

las que ahogan

con su  silencio

las que no tienen consuelo

pero sólo aquella distancia maldita
es la que te alejó de mi vida

Salvatore Donadío