sábado, 25 de octubre de 2014

El balcón con flores rojas...





Mi vida...sueños y metas cristalizados en realidades otros sin concretar.
Llegamos a una altura del camino que nos conformamos con lo que logramos y pedimos equilibrio y paz. 
No está mal que así sea. Cuando se pierde el equilibrio en momentos de la vida, se conoce el placer que se goza al recuperarlo. Pero yo quiero algo más en mi vida: la emoción de vivirla, de transitarla, dejando huellas y no cicatrices.
Todos, en cierta forma nos creemos buenas personas y en realidad en gran medida lo somos. Todos creemos que las insatisfacciones son el resultado de la acción u omisión del otro. Pero ningún valor es absoluto y si tomamos a la bondad con cierto descuido como un valor, siendo que es una virtud, un don, nadie es bueno del todo ni malo del todo.
Cuando amamos somos egoístas, no reflexionamos ciertas situaciones, sólo queremos calmar a nuestro corazón por la ausencia  de quien tanto amamos pero nos enceguecemos y abandonamos la reflexión o no estamos capacitados para ella. Dejamos de ser buenos? no creo que así sea cuando sin perjudicar a nadie se trate de amor, del verdadero amor.
El gran tema es cuando uno de los dos deja de sentir lo mismo que el otro, el sufrimiento es grande, pero se supera...como todo en la vida...

A veces creemos conocer todos los capítulos de nuestra historia como si desde un balcón la viéramos pasar pero si me sitúo por debajo y estás detrás de ese balcón, cómo puedo saber cómo es tu vida, como la ves y como es en realidad, se ven flores bonitas y un lindo balcón, pero es imposible saber qué sentís y si aún me recordas...es imposible entrar en tu corazón...sólo el balcón con flores rojas.

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Salvatore Donadío