martes, 9 de julio de 2013

Buenas Vibras....



Desde que era muy chica me caractericé por no juzgar la vida de los demás, tenía muy en claro cómo quería que fuera la mía y respetaba el derecho a vivirla como el otro quisisera.
No cambié mi postura... a lo largo de mi vida entendí también otras actitudes no sanas de los seres humanos: la envidia.
Si cada uno pusiera atención a su vida y se alimentara y nutriera de cosas buenas y edificantes,  que es de esperar todos tenemos en mayor o en menor medida, no recordarían de meterse en la vida de los demás.
A todos nos gustaría tener algo del otro, por ejemplo su belleza física o espiritual,  pero no  me molesterá su alegría de vivir, su espíritu de lucha y más que nada su brillo personal....algo así como el cuento del escorpión y la luciérnaga. Es más,  nos daría placer estar al lado de alguien así y contagiarnos de su optimismo y  su esencia.
De alguna forma se debería alumbrar esa sombra que oscureció el alma de quien  envidia, con amor, misericordia y tratando de ponernos en su lugar pero si aún así;  si la negatividad es muy fuerte...decir adiós... lisa  y llanamente decir adiós...la vida hay que vivirla con buenas vibras...

Infinidad de besos...






La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren. Nadie es realmente digno de envidia. Arthur Schopenhauer 


La envidia es una declaración de inferioridad. 
Napoleón Bonaparte  





















2 comentarios:

  1. La envidia en cualquier orden de la vida es una losa que muchos llevan a cuesta toda su vida, por eso, precisamente, son infelices y hacen infelices a quienes les rodean. Lo peor de todo es que se debe a su complejo de inferioridad y emplean esa forma de ser para tapar sus carencias. Un abrazo.

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  2. Gracias por tu comentario Lumi Bravo Herranz. Creo que a lo largo de nuestra vida "participaremos" de otros sentimientos aún sin querer: la indiferencia, la tristeza, la falta de confianza en el otro hasta la soledad, pero nunca la envidia porque además se pierde mucha vida propia envidiando la del otro. Te admiro mucho y nuevamente gracias por estar.

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Salvatore Donadío