viernes, 19 de abril de 2013

Cuentos y más. Mis zapatos


Cuando tenía 20 años, acostumbraba a caminar por la calle Santa Fé. 

Una tarde passé frente  a un local que vendían zapatos muy finos, pero si bien apreciaba lo bueno que era casi siempre caro,  encontraba lo que me gustaba a muy buen precio.

Pero esa vidriera y sus delicados modelos de calzados me atrapó y más que nada me dí cuenta que miraba mi rostro reflejado en ella, sin saber por qué....sólo aparecía tu recuerdo en aquella playa de Uruguay

 

Mientras trataba de buscarte en mis pensamientos... me quedé inmóvil ante un poster que promocionaba un calzado y decía:"si juzgas mi vida, te presto mis zapatos"

En ese momento pensé que el mensaje era inadecuado pero  habría algún motivo para exponerlo…me distraje nuevamente y me detuve en mi rostro...recién ahora después de tanta vida entiendo por qué miraba esa imagen reflejada….era tan feliz…tenía tanto…amor, mi familia...un futuro que pintaba ser con mucho brillo, mis inmensas ganas de vivir y mi espíritu de lucha…pero también mucho miedo de ser tan feliz y perderlo todo.

Ayer necesité regresar a ese lugar, pensé que todo habría cambiado y creí que mi necesidad de ir fue para confrontar el presente con el pasado. No había casi gente caminando las calles del otoño, ya no lo de antes…todo cambió, menos nuestro espíritu  de lucha…Al llegar no podía creer que el local seguía intacto, conservado muy bien y todo en su lugar, como si el tiempo no hubiera pasado. Me miré en el reflejo del vidrio pero no me encontré…aquella mirada...mi sonrisa ni  tu recuerdo. Hubiera querido romperlo , tal vez detrás suyo había dejado algo mío en aquel lugar...algo que me explicara por qué mi vida cambió tanto.

Finalmente me sorprendió nuevamente aquel poster  y entendí que mi única necesidad era volver a verlo y decirte con profunda tristeza que si quieres, te presto mis zapatos…




 

2 comentarios:

  1. Què real su relato....juzgamos sin saber còmo es la vida del otro. Saludos.

    Caballero

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    1. Nos creemos dueños de la verdad absoluta y juzgamos sin tener la capacidad de vernos a nosotros mismos....gracias por su comentario, Cariños.




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Salvatore Donadío